lunes, 14 de febrero de 2011

TresBrujas

Podría ser el azar. O eso que llaman destino. Nunca lo sabremos.
Pero el caso es que algo, que yo llamaré conjuro, hizo que estas dos mujeres se cruzaran en mi camino y llenaran la librería y mi vida de magia y energía creativa.

Primero llegó Beatriz Sanjuan, cuando el local todavía estaba en obras. Yo estaba dejándome los dedos intentando montar esa alga maravillosa que se desparrama desde el techo separando el espacio de taller del espacio de venta. Ella entró, algo tímida, y se presentó. El director de mi proyecto final del máster le había hablado de mí, de la librería. Volvió, muchas veces, cada vez con más frecuencia. Con sus hijos, sola. Siempre acababa contando un cuento a algún niño en el sillón rojo. Me maravillaba -todavía lo hace- esa capacidad suya de conectar instantáneamente con los pequeños, especialmente con los bebés. Hablábamos de libros, y yo siempre estaba deseando que apareciese por la puerta para compartir con ella mis nuevos descubrimientos. Todavía lo estoy.

Al poco tiempo apareció Olalla Hernández. La primera vez vino de espía, como ella cuenta aquí. Luego volvimos a encontrarnos en un curso que yo organizaba. Ella era ponente y me dejó con la boca abierta con su forma de ver el mundo, la literatura. Pronto empezamos a colaborar impartiendo formación aquí y allá, de Gijón a Guatemala. Entre tanto viaje, nos hicimos amigas.

Fueron pasando los meses, los años. Cada vez hacíamos más cosas juntas: talleres, cursos, el trabajo como editoras de Intermón, los proyectos de promoción lectora, los escaparates. Ay, los escaparates. Merecen una entrada propia, supongo. Mientras me pongo a ello, aquí podéis disfrutar del último, fotografiado por Nafría.

Un día descubrimos que nos encantaba trabajar juntas, que nos complementábamos y nos multiplicábamos. Y así nació TresBrujas.

Ahora no me imagino la librería sin ellas, la verdad. No sería la misma. Ni yo tampoco.

martes, 8 de febrero de 2011

letras sobre ciencias

Si yo lo sé. Sé que hay mentes privilegiadas que pueden con todo, con ciencias y con letras. Que dominan las integrales y las ecuaciones de tercer grado, la formulación avanzada, los lenguajes de programación y se saben los 206 huesos del cuerpo humano. Que escriben brillantes comentarios de texto sobre el Ulises de Joyce, traducen la Eneida de Virgilio sin diccionario y lo saben todo sobre la arquitectura mesopotámica, las guerras napoleónicas y la obra escultórica de Giacometti. Me dan una envidia que me muero, porque yo debo admitir que soy, fundamental, única y exclusivamente, una chica de letras. Por capacidad, pero también por interés.

Por esta razón me resulta casi inexplicable el fervor que me ha despertado este libro:
"50 teorías científicas revolucionarias e imaginativas".












El tacto del papel color manila de la cubierta, la mezcla superpuesta de fotografía e ilustración... todo me llevó a abrirlo y empezar a leer.
Por el principio. Por la introducción, en el que el autor nos define lo que él entiende por teoría científica: "creaciones lógicas que reflejan el resultado de las más cuidadosas observaciones experimentales y tienen como objetivo una mejor comprensión de cómo se producen los fenómenos del mundo". Así que la ciencia es creativa, pensé. Pues bien, esto me interesa. Seguí leyendo.

El libro está dividido en siete capítulos:
El macrocosmos
El microcosmos
La evolución humana
La mente y el cuerpo
El planeta Tierra
El universo
El conocimiento

Cada capítulo se inicia con un glosario para no-iniciados, seguido por las teorías. Teorías explicadas brevemente para ser leídas en 30 segundos. Yo tardé ese tiempo casi exacto en leer la primera, el Principio de Mínima Acción -me cronometré por curiosidad-, pero me temo que tardé algo más en comprenderla. Soy una chica de letras, recuerden. Lo curioso es que, en lugar de quedarme perpleja y abandonar, como casi siempre que me enfrento a conceptos referentes a las disciplinas científicas, esta vez entendí. O al menos creí entender. Y eso me hizo seguir leyendo.

Así que, queridos lectores, si yo, una chica de letras que había tirado la toalla con las ciencias, he pasado tres días con la nariz metida en este libro, imagínense qué ocurriría si...

(esbocen una teoría, hagan un experimento y por favor, compartan resultados)

50 TEORÍAS CIENTÍFICAS REVOLUCIONARIAS E IMAGINATIVAS. Paul Parsons. Ed. Blume, 2010